Hay traumas que llegan
antes de tener nombre,
semillas dormidas
en el patio trasero del alma.
No es una niña lo que ves,
sino la sombra de un gesto,
la ruina de un aplauso,
la feminidad en replay.
El trauma no avanza,
gira, se enrosca,
imita la caricia,
besa con dientes.
¿Y si la fantasía muerde?
¿Si la corona es un bozal?
¿Si a fuerza de agradar
te olvidas del sabor de tu voz?
Little Miss recuerda.
Trauma Miss responde.
Y tú, que las miras,
¿a quién le pediste que sonriera
cuando quería gritar?